Los alumnos que asistían a la Escuela venían de los más
diversos y lejanos lugares por rutas que en la soledad del campo, aún no
estaban definidas.
La mayoría eran hijos de campesinos obreros y otros oficios
similares.
En estas condiciones socio culturales, el que los niños pudieran asistir al colegio y
participar de la educación que les brindaba el establecimiento, era ya un
inmenso logro, porque gran parte de los niños en edad escolar se incorporaban
tempranamente a la vida del trabajo.
La Escuela asumía el rol de atender estos niños en dos
jornadas, mañana y tarde y en el proceso lectivo los contenidos estaban
diseñados para la práctica de la lectoescritura, la memorización y el cálculo
matemático.
Al inicio del proceso de la lectoescritura, la metodología
para el aprendizaje estaba basado en el texto “El ojo” y en el silabario “Lea”.
Los textos que se utilizaban en los cursos superiores
exaltaban los valores patrios, describían las condiciones geográficas del país
y contaban inocentes historias y cuentos.
Era muy significativo para los padres y para los estudiantes
el hecho de que las gestas patrióticas tenían una especial relevancia. Las
efemérides eran cada año muy esperadas y los alumnos personifican personajes
como Arturo Prat, Bernardo O’Higgins,
Manuel Rodríguez, Paula Jaraquemada y
los marinos y soldados de la patria.
En Quilicura cada año se realizaba un acto público con
ocasión de las festividades patrias. Esto en el caso de la escuela 165, se
efectuaba en la plaza de Quilicura, donde los niños portaban globos, banderitas
tricolores y serpentinas.
¨Pero sin duda el mes más esperado por los niños de entonces
era octubre.
En octubre se celebraba la “semana del niño”, que era el
gran espacio de participación donde se desbordaba la alegría y la sensibilidad
escolar.
El oficio y la vocación de los maestros eran sometidas a
prueba frente a una realidad de pobreza y de estancamiento social, de tal forma
que la disciplina que imponían los profesores muchas veces rayaba en el
maltrato y en la crueldad.
Por la autoridad que ejercía el maestro o la profesora se
producía una perversa complicidad entre los apoderados y la Escuela. Al
presente sería inconcebible aceptar las sanciones que muchas veces debían sufrir los pequeños
niños.
Por otra parte debido a las condiciones sociales el grado de
deserción escolar era extremadamente
alto.
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